CIELO ES DON GRATUITO DE DIOS CUANDO NOS PERDONA LOS PECADOS
El alma es inmortal porque es espiritual
y por lo tanto no puede morir. Si Dios ha puesto en el alma humana esta
tendencia irresistible de felicidad, es porque está dispuesto a darnos los
medios para satisfacerla.
Está atardeciendo.
Una madre hace todavía un fatigoso viaje a pie. En los brazos lleva el tesoro
más precioso: su bebé. Intenta protegerlo como puede frente a las incomodidades
del camino. Ese bebé es la máxima alegría de su vida...
De repente, divisa al costado del camino una cueva cuyas paredes de piedra
están abriéndose. La mujer escucha a la vez una voz interior que le dice:
—Entra en esta cueva. Vas a encontrar allí todos los tesoros posibles: el oro
purísimo, las joyas irisando en colores del arcoíris, y mucho más. Todo esto me
pertenece a mí, pues lo regalo a quien quiero. Pero, en cambio, exijo
obediencia. Llévate contigo de estos tesoros tanto cuanto puedas. Pero respeta
las reglas: el tiempo que te queda para eso es muy breve. Antes de que él pase,
debes salir de la cueva, porque luego sus paredes de piedra se cerrarán para
siempre. El que se deje atrapar, quedará apresado adentro eternamente. Y te doy
un consejo que es de suma importancia: en medio de juntar estos tesoros y
saliendo afuera, ¡no te olvides de la cosa que es la más importante en tu vida!
Escucha esta voz la mujer. Entra corriendo a la cueva de los tesoros. Deja de
prisa al bebé sobre el suelo. Y empieza a juntar todas estas riquezas: Rellena
los bolsillos, el bolso de viaje ya también está lleno. ¡Ya tiene tanto que no
lo podría gastar aunque viviera mil años! Pero sigue acumulando, busca adónde
meter más todavía a la fuerza…
El tiempo corre y la voz interior le grita:
—¡Te quedan pocos segundos, sal corriendo afuera y… no olvides de lo más
importante!
Pero ella quiere más aún, sin prestar atención a la advertencia. Codiciosamente
llena las manos con más alhajas todavía y… Sabiendo que son los últimos
segundos restantes, sale corriendo de la cueva. Se cierran ya las paredes de
piedra…
Ahí queda, afuera, cargada de oro y piedras preciosas. Pero como si algo le
faltara… Y de repente, en medio de la noche, vuelve en sí. Y comprende con
claridad meridiana: se ha olvidado de lo más importante en su vida — ¡el niño
ha quedado encerrado para siempre en la oscuridad!
Prorrumpe en llanto, pero ya es en vano…
Los artistas medievales representaban el momento de expirar a manera de un niño
que sale por la boca del moribundo. Este bebé significa pues nuestra alma,
creada a imagen de Dios.
Ojalá sepamos conservarla para la vida eterna…