¡Oh, Corazón purísimo de María, Virgen Santísima, alcánzame de Jesús la pureza y la humildad de corazón!
| San Estanislao Kostka, pegado por su hermano, por Andrea Pozzo |
Santo privilegiado de María, fue premiado en temprana edad, antes de sobrevenir la fatiga, pero no antes de merecerlo, pues abundaba en méritos.
En Viena se puso gravemente enfermo en casa de un protestante; su hermano era mundano y fue absolutamente imposible que recibiese los Santos Sacramentos. Entonces, la Santísima Virgen le dio la Comunión por ministerio de dos ángeles. Se le apareció después ella misma y le puso en los brazos al Niño Jesús, y le guió por el camino que va de Viena a Roma, que recorrió a pie.
San Estanislao es el Santo de la Virgen María. ¡Y es una de las columnas de la Compañía de Jesús! Cuando se le decía: Estanislao, ¿amas a la Virgen?, elevaba las manos y los ojos al cielo y exclamaba: ¡Oh, si la amo! ¡Sí, es mi Madre!
A los dieciocho años decidió pasar la Asunción en el Paraíso. Lo escribió a San Lorenzo, en un billete que depositó sobre el altar del Santo, y que no fue después hallado.
Habiéndose puesto en cama, anunció su próxima muerte. El Superior le dijo asombrado: ¡Pero si con una indisposición tan leve sería mayor milagro morir que sanar! Y, sin embargo, al amanecer del 15 de agosto, al comenzar la fiesta, la Virgen lo esperaba, y él obedeció: la Santísima Virgen le llamó y Estanislao dejó la tierra y voló con su Madre Celestial. Murió en San Andrés, en el Quirinal, donde se veneran algunas de sus reliquias, mientras que otras fueron llevadas a su patria, Polonia, para darle nuevo lustre.
El mundo no llegó a oír su voz, pero su apostolado lo ejercita hace siglos, y por los siglos, por medio de la Compañía de Jesús, entre los estudiantes jóvenes.
Luis Duguera, La Virgen te habla. Nuevo mes mariano, Ediciones Paulinas, Buenos Aires 1959, 2° Edición, pgs. 21-22.