Niño Creciendo y Fortaleciéndose en la Fe: Rol de sus Padres

Un ejemplo de la fe del padre y la madre a la hora de ir a misa se debe manifestar en la puntualidad y el respeto con el que asisten, preparando a sus hijos para participar activamente en la celebración, rezando juntos en casa antes y después de la misa, y mostrando un testimonio de vida cristiana coherente con lo que se celebra. Es importante eso para el surgimiento de nuevas vocaciones sacerdotales y religiosas. Sería un desastre si el niño viera a su madre ir a misa el domingo, mientras a su padre quedarse ante el televisor. El padre y la madre tendrán que rendirle a Dios estrechas cuentas de cómo hayan trasmitido a sus hijos la fe. 

El autor de numerosos cantos religiosos en Francia, el padre Duval, escribe sobre su vocación:
«Yo fui el quinto hijo de los nueve hijos de la familia. En nuestra familia no nos enseñaban una piedad pomposa. Todos los días orábamos juntos por la tarde. Recordaré estos momentos por el resto de mi vida.
«El recuerdo de la actitud de mi padre todavía me conmueve hasta el día de hoy. Cansado de trabajar en la finca o transportar leña, se arrodillaba después de cenar en el suelo. Apoyaba las manos en el asiento de la silla y ocultaba el rostro entre las manos. Y pensaba para mí:

—Éste es mi padre fuerte, que siempre es inflexible, que dirige toda la casa, que no teme ni al mal ni a los ricos: inclina la cabeza ante Dios. Sí, Dios debe ser grande si mi padre se arrodilla ante Él, pero también muy cercano si mi padre le habla.

«No he visto a mi madre de rodillas. Estaba demasiado cansada del trabajo. Se sentaba con la niña más pequeña en brazos y la rodeábamos en círculo, abrazándola. Sus labios se movían silenciosamente desde el principio hasta el final de la oración. Y yo pensaba: 

—Dios es bueno si puedes hablar con Él mientras tienes un niño en brazos. 
«Sí, las manos de mi padre y los labios de mi madre me enseñaron más de Dios que el catecismo»

(Anónimo)