Hay pecados de Comisión y hay pecados de Omisión

¿Qué daría el condenado por esto si una vez más pudiera disponer al menos del tiempo necesario para realizar un solo acto de contrición? ¡Oh, qué ceguera y qué locura es la de esta gente a la que el día le parece demasiado largo y que necesita entretenimiento para pasar el tiempo! San Bernardo no soportaba esta expresión: 

"Charlemos —dicen—, pasemos lindo una hora". 

¡Oh sí! ¡Pasa lindo la hora que te es dada para hacer penitencia, para recibir el perdón, para obtener la gracia, para ganar la gloria — esta hora concedida por la misericordia del Creador! ¡Oh sí! ¡Pasa divirtiéndote durante este tiempo en el que se suponía que debías implorar la misericordia de Dios, luchar por la comunión angelical, suspirar por tu herencia perdida y llorar por las malas acciones cometidas!

El valor del tiempo para la salvación del alma es incalculable.


Una vez, el piadoso y erudito cardenal Belarmino visitó a un obispo que yacía en su lecho de muerte. Después de una vida santa y edificante, dejaba este mundo. Cuando se le preguntó por su salud, el enfermo, pensando sólo en su alma, respondió:

—Gracias a Dios estoy tranquilo. Pensé profundamente en toda mi vida, ante todo en el período de mi sacerdocio. Confío que con verdadera contrición he lavado mis pecados en la Sangre de Jesucristo.

—Bien —respondió el distinguido invitado—. Si por los méritos del Salvador pediste perdón de tus pecados, seguramente Dios te los ha perdonado. Pero fijándote en tu conciencia, ¿consideraste los pecados de la omisión? ¿Has suplicado la misericordia de Dios para que te perdone esas buenas obras que Él esperaba de ti, y que quizás no cumpliste todo lo que pudiste y debiste haberlas cumplido?

A esta pregunta, el moribundo, como si despertara de un sueño profundo, exclamó con un hondo suspiro:

—Oh Dios, ¿qué diré y qué será de mí si Tú quieres castigarme según Tu justicia por mis innumerables omisiones? ¿Por tantas buenas oportunidades que me diste y que no supe aprovechar?

(Rev. Pedro Chaignon, fragmento de la segunda meditación para los laicos "Sobre perder el tiempo")