Es necesario Recibir los Sacramentos antes de Morir
Frecuencia de sacramentos es el remedio principal. La experiencia diaria en el trato de las almas muestra claramente la importancia extraordinaria de la frecuente confesión y comunión en la lucha contra las rebeldías de la carne. La confesión purifica al alma, la fortalece con la gracia sacramental, la ilumina con los sanos consejos del confesor, la llena de santo entusiasmo para seguir los caminos del bien. Y la santísima Eucaristía es como una divina sobrealimentación del alma, que le cura la anemia espiritual y diviniza el mismo cuerpo por una especie de irradiación y desbordamiento de la pureza del alma.
(Royo Marín, Tu salvación)
En el año 1915, un soldado inglés católico quedó herido de muerte. Entonces hizo señas a un sacerdote para que oyera su confesión. Pero ni el sacerdote entendía el inglés, ni el herido sabía el francés.
En este trance, el sacerdote se dirigió a un oficial inglés que entendía ambos idiomas. Éste era protestante. El sacerdote le rogó que advirtiera al moribundo que le iba a dar la absolución.
Pero el soldado moribundo quiso confesarse a todo precio. Por eso hizo la acusación de sus pecados al oficial y pidió que éste los refiriera al sacerdote.
El oficial quedó tan conmovido que pidió ser admitido en la Iglesia católica. El sacerdote le hizo presente que para un acto tan importante era necesario prepararse, y que únicamente en punto de muerte hubiera podido admitirlo en seguida.
—¡Oh —repuso el oficial—, estoy realmente en punto de muerte: mañana tendremos un gran ataque!
Entonces el sacerdote lo bautizó bajo condición. Y pocas horas después también el oficial moría herido por una bala...
cf. José P. Grandmaison, Apuntes y ejemplos de catecismo, 3° parte, BsAs 1949, págs. 145-146.