En presencia del Santísimo Sacramento siempre con Respeto

La Iglesia renueva sin cesar su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Porque de eso estamos hablando: de una persona, de un ser vivo, y no de una cosa o una idea. La Eucaristía es Él. Y todos, en la Iglesia, vivimos por Él, con Él y gracias a Él, y soñando con unirnos algún día plenamente a Él. O al menos, así debería ser.

Anónimo

El hombre que no ama la Santa Misa no ama a Jesucristo.


Al obispo José Hasler de Suiza, cuando todavía trabajaba como vicario en Ginebra, le gustaba pasar largos momentos en la iglesia en adoración al Santísimo Sacramento. Una tarde, después de una larga oración y de una profunda reverencia ante el tabernáculo, como de costumbre, recorrió toda la iglesia para comprobar si las puertas estaban cerradas. Mientras caminaba por el pasillo lateral al lado del confesionario, escuchó un ruido sospechoso. Entonces se acercó a este confesionario y, para su sorpresa, vio a una mujer sentada en él.

―¿Qué hace aquí tan tarde? ―preguntó.

―Soy protestante. Durante el último período de Cuaresma, usted predicó sermones sobre la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento. Yo participé en ellos. Pero tenía dudas sobre si el propio predicador creía en lo que predicaba. Por eso buscaba la oportunidad de ver cómo un sacerdote reza solo, sin testigos. Quería saber cómo se comporta hacia la Eucaristía un cristiano que cree en la presencia real de Jesús Sacramentado. Ahora vi con mis propios ojos y creí.