Una Ave María como Súplica a María por Socorro
Si confío en Ti, ¡oh Madre de Dios!, me salvaré; protegido por Ti, nada temeré; con tu auxilio combatiré a mis enemigos y los pondré en fuga, porque ser devoto tuyo es un arma de salvación que Dios da a los que quiere salvar.
San Juan Damasceno
Hace algún tiempo atrás, una noticia sobre el trágico desastre de un barco de pasajeros conmocionó a la gente.
En algún momento, se produjo un incendio en un barco que navegaba cerca de la costa atlántica. Se propagó tan rápidamente que después de varios minutos todo el barco estaba en llamas y comenzó a hundirse. Los ocupantes del barco estaban muriendo en las llamas o se ahogaban en el agua.
Entre los que lograron sobrevivir a este desastre se encontraba una joven católica. Cuando escuchó gritos: "¡fuego, fuego!", rápidamente corrió hacia la cubierta y en un momento se dio cuenta de que o saltaría al agua ya o moriría en llamas. Aprisa sacó el rosario del bolsillo, se arrodilló un momento en cubierta, susurró un Avemaría, se envolvió el rosario en la mano derecha y saltó al agua.
Durante siete horas luchó por mantenerse a flote. Finalmente, después de siete horas de lucha mortal con las olas, un barco enviado al rescate la salvó. Medio muerta por el frío y por esfuerzos sobrehumanos, todavía tenía en la mano lo que quedaba del rosario. Muchas cuentas fueron arrancadas y dañadas. La cruz estaba casi incrustada en su mano.
Cuando pudo hablar, dijo:
"Habría desistido muchas veces si no hubiera creído en la ayuda de la Santísima Madre. Recé el rosario todo este tiempo y confié en que María me ayudaría."
(Anónimo)
